MiniTransat Unos en puerto y los otros, la mayoría, navegando lento hacia Las Palmas. Ellos hicieron sus previsiones, pero los vientos alisios ahora parecen haber retrocedido. En consecuencia, el grupo de unos treinta solitarios, están encalmados al norte de la latitud de Madeira, tiene un poco de viento en sus velas pero se les va a hacer largo llegar a Canarias. Para estos, la carrera se ha transformado en su propia aventura. Puede haber algunas ilusiones destrozadas en el segundo grupo que se dirige hacia Canarias, algunas de las cuales serán competidoras que tenían grandes esperanzas en términos de la tabla de líderes. Tendrán que cambiar su plan de juego ahora. La acumulación de un déficit de más de veinticuatro horas en relación con el primero de la flota se traduce como ninguna esperanza en el ranking general, aunque siempre hay la segunda parte -atravesar el Atlántico- todavía por cubrir, por supuesto.

Afortunadamente, competir en la Mini-Transat no se reduce simplemente a la posición del barco en la tabla. Es un viaje mucho más personal, experimentado de una manera enteramente diferente de un tripulante a otro. A veces, competir en la Mini-Transat es también aceptar que vas a perder el contacto con tus rivales que, muy a menudo, son hombres y mujeres que tienes que conocer y gustar a lo largo de las dos temporadas anteriores en el circuito Mini. También trata de superar las dudas que habitan el navegante solitario, que sólo disponen de una cantidad limitada de información sobre el tiempo, su posición y la de los demás, así como las previsiones meteorológicas. Algunos prosperan en tales situaciones, descubriendo otro lado de su personalidad que a veces es muy diferente a su vida en tierra.

Juntos, eso es todo: Al final de la flota, el estímulo de la competencia tiene una densidad totalmente diferente. No peleas de la misma manera por un lugar en el podio o un cuadragésimo lugar. Como tal, no es una coincidencia que dentro del grupo perseguidor, los grupos se componen según los caprichos de la brisa y según las afinidades a veces también. Dentro de estas pequeñas comunidades marítimas, hay mucha charla en VHF, alertándose unos a otros cuando se va a dormir y donde el barco se dirige bajo el piloto automático, incluso advirtiendo de momentos clave como cuando se va a poner en una táctica. Menos presión, más bienestar, tal es la regla. La propaganda que hace estragos entre los líderes se sustituye aquí por una especie de acuerdo de caballeros donde se evita ir solo, en detrimento de la actuación a veces. Los ligeros retrasos acumulados también causan una ligera fractura de la flota, que puede crear abismos, como es el caso durante esta primera etapa. El primer tren de skippers ha estado en la estación por un buen tiempo ya, pero el segundo, más lento tiene su propio encanto único.

Información facilitada por Náutica Canaria - Ezequiel González.